Cena ligero. La cena es una de las principales comidas del día que no debes saltarte pretendiendo así reducir kilos. Forma parte de una dieta equilibrada y debe aportar entorno al 15% del total de nutrientes que necesita el organismo durante la jornada.
Acostarte con el estómago vacío no es buena idea, pero tampoco las cenas copiosas son recomendables. Cenar ligero y de manera saludable es garantía de un buen descanso y de que tu metabolismo se mantendrá activo aunque, lógicamente, a un ritmo más lento al encontrarte en estado de reposo.
Durante la noche, el proceso de la digestión se ralentiza y, además, mientras duermes gastas las mínimas calorías. Por estos dos motivos, una cena que incluya una gran cantidad de alimentos ricos en azúcares y grasas (fritos, rebozados, dulces, etc) puede traer como consecuencia digestiones pesadas, malestar gástrico, insomnio y, por supuesto, la acumulación de esas grasas que no vas a consumir por falta de actividad física.