En los años 70 el mundo de la moda comenzó a implantar el concepto en sus colecciones, por lo que ayudó a que se popularizara. No obstante, la verdadera extensión del casual friday por medio mundo vino de la mano del boom de las empresas puntocom entre finales de los 90 y los primeros años de los años 2000.
Aunque hoy en día cada vez son más las empresas que no obligan a vestir de traje y corbata, no olvidemos que hay determinados sectores en los que aún resulta fundamental. Es en estos ámbitos en los que tiene realmente sentido el concepto casual friday.
Ahora bien, que la palabra casual no nos haga perder el norte. Nunca debemos olvidar dónde trabajamos y que siempre hay que mantener un código de vestimenta.
A la hora de ponernos frente el armario, descartamos de primeras camisetas y zapatillas deportivas. Se aceptan las camisas sin corbata, americanas de un color diferente del pantalón e incluso unos jeans clásicos y discretos. Los zapatos pueden ser algo más informales, pero no demasiado sport. En cuanto a colores, podemos salirnos de los clásicos, pero sin escoger tonos demasiado llamativos.