Se consideran carnes rojas aquellas piezas procedentes del ganado vacuno (ternera, vaca y buey), porcino y ovino. A diferencia de las llamadas carnes blancas, como el pollo, el pavo o el conejo, son carnes que al corte presentan un color rojo vivo e intenso dada su mayor concentración de mioglobina (proteína muscular).
Valorada por su sabor intenso, su textura fibrosa y sus altas propiedades nutricionales, la carne roja es una fuente de proteínas de alto valor biológico (contiene aminoácidos esenciales), más que recomendable para aquellos que practican una actividad física que implique el desarrollo de su musculatura.
Su consumo aporta una gran cantidad de hierro que puede ser fácilmente absorbido por el organismo junto a otros minerales como el yodo, el selenio o el zinc y vitaminas esenciales entre las que destacan las del grupo B.
Dependiendo de cada pieza y de la carne de la que se trate, vaca, cerdo o cordero, el aporte de nutrientes varía, al igual que el contenido en grasas.