Ahí se encuentra la clave: mejor olvidarse del pene durante unos instantes y centrarnos en otras partes del cuerpo, tanto el masculino como el femenino: “El sexo ya no es dependiente del pene, y podemos librarnos de las ansiedades habituales sobre el tamaño, el aguante y el rendimiento”. La receta es sencilla: si el 70% de los orgasmos femeninos provienen del sexo oral, la estimulación durante el coito y la masturbación, quizá debamos empezar a sustituir nuestro filete con patatas por algo un poco más sofisticado, menos aburrido y que deje igual de satisfechos a ambos. Algo así como un bufete con carne, pescado y verduras.
Fuente: El Confidencial