La regla del 70% que debes conocer para poder cambiar por completo tu vida sexual

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El 70% es el porcentaje de mujeres que, según el Informe Hite publicado en 1974 por la sexóloga del mismo nombre, afirmaba que no podían tener un orgasmo a través del coito sin ningún tipo de estimulación en el clítoris. Sin embargo, la autora considera que el porcentaje debe ser aún mayor (incluso por encima del 90%), ya que muy pocas mujeres están dispuestas a admitir que no alcanzan el orgasmo con esa posición que, según nos han enseñado y nos siguen mostrando continuamente las películas, es el camino garantizado al orgasmo, ¿o no?

Aún más importante, este porcentaje es el que suman las mujeres que, según una encuesta realizada por la propia Mintz, suman las tres situaciones en las que ellas tienden a experimentar un mayor placer, a saber: la estimulación en el clítoris de manera manual (7%), el sexo oral (11%) y el coito junto con una estimulación directa en el clítoris (56%). La moraleja es clara para los hombres: mejor dejar de insistir con posiciones que no causan ningún placer e ir un poco más allá, a veces simplemente con un poco de trabajos manuales. Olvídate de la penetración y céntrate en el clítoris y recurre a todas esas posiciones (como el 69 o el coito con estimulación, por ejemplo en la posición de vaquera) que permiten que ambas personas disfruten al mismo tiempo.

Las joyas de la corona

Como señaló la última Encuesta Nacional de Comportamiento Sexual estadounidense, mientras que los hombres suelen llegar al orgasmo con mayor frecuencia durante el coito, las mujeres suelen hacerlo cuando el acto sexual incluye diversas actividades, del sexo oral hasta la estimulación pasando por la penetración: en la variedad está el gusto. No hay que perder de vista, para aquellos que quieran caer en la tentación del egoísmo (“bueno, puede que a ella no le guste la penetración, pero a mí sí y eso es lo que importa”) que la satisfacción de ambos miembros de la pareja es importante no sólo en el caso de que se trate de una relación romántica, sino también para conseguir una mejor química entre las sábanas y, por qué no, conseguir que la otra persona quiera repetir.

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