Debemos ser sensatos, y pensar fríamente. Guiarse por el corazón no es lo más fiable cuando éste está marcado por heridas que aún no han cicatrizado. Piensa con tu cerebro racional y enumera que aspectos debes cambiar para conseguir tu objetivo. Déjate guiar por expertos en la materia, empápate de libros fiables que hablen de lo que persigues, infórmate. Una vez tengas claro lo que tienes que hacer, sólo te queda el último paso: vencer la pereza al cambio y repetir y repetir lo planeado.
Es normal que llegado este punto aparezcan pensamientos de duda, queja o lucha. Tu cuerpo no desea gastar energía en cambiar. Él prefiere estar como estaba, tranquilo en su zona cómoda y conocida. Cambiar da pereza, no pienses demasiado y cumple con lo planificado.