Sean cuales sean tus experiencias pasadas y sientas lo que sientas ante determinadas situaciones, quiero que sepas que estas emociones no son inevitables. Las emociones son cambiantes, y el hacer algo, aunque te dé pereza, miedo o vergüenza, te ayudará a convertirte en lo que quieres ser porque en el fondo sabes que es lo correcto.
En esta parte del cuento debes sacar a relucir tu raciocinio. Debes utilizar tu lóbulo frontal para planificar de forma racional un plan de acción que te dirija hacia lo que quieres ser. Piensa en aquellos hábitos que debes cambiar para alejarte del sobrepeso, o para encontrar pareja, o para conseguir trabajo. Por muy dispar que sea tu objetivo, siempre podrás aprender nuevas estrategias que te hagan vivir nuevas experiencias que te acerquen a lo que deseas.
Para planificar de forma inteligente es mejor que dejemos los sentimientos de lado. Me explico, si un día cualquiera te miras al espejo y piensas “Esto no puede seguir así, estoy como una foca”, esas emociones contaminadas harán que tomes una decisión rápida y seguramente poco inteligente para modificar tu situación actual.