El segundo gran beneficio tiene un carácter mucho más social. En un ambiente laboral como el que propicia el coworking es muy difícil no establecer relaciones con otros profesionales con ideas similares o afines.
Nadie puede negar que estos contactos pueden abrir puertas inesperadas en momentos en que sólo pensamos en salir del atolladero por el que pasa todo emprendedor; pero estas puertas suelen ser fructíferas y rentables en un buen porcentaje de casos, y a mediano o largo plazo.
Por entre 40 y 200 euros mensuales puedes ser parte de un sistema de coworking, quizá para que en poco tiempo, los puedas utilizar en tu propio negocio.