Estos intercambios cotidianos resultan ser altamente productivos en muchos sentidos, como puede ser una considerable reducción de los gastos fijos que se tendrían trabajando en solitario, y la construcción de relaciones fructíferas y duraderas con otros profesionales y empresas de un determinado sector de actividad, entre muchos otros beneficios.
El coworking ha conseguido atraer la atención de profesionales, autónomos y emprendedores de las áreas más variadas. Actualmente, en España existen decenas de espacios destinados al desarrollo de coworking, especialmente diseñados para los llamados “profesionales nómadas”, aquellos que deciden emprender por su cuenta, aún con todos los riesgos y contratiempos que esto conlleva.
Frente a ellos, el coworking les da la posibilidad de reducir este riesgo mediante una serie de ventajas que no son menores para estos profesionales.
La primera gran ventaja es que existe un ahorro significativo en costes fijos de trabajo, puesto que los gastos son compartidos. Los gastos de internet, luz, agua, y muchos materiales, tienen un carácter comunitario, y se consideran como parte de la cuota mensual que los miembros deben pagar para hacer uso de las instalaciones, el mobiliario y los instrumentos de trabajo.