Alejándonos de la parte más business del evento, la feria de Basilea es un termómetro de cómo está de salud el mundo de los relojes: las tendencias, las innovaciones, los éxitos de unos y las envidias de otros, los grandes fracasos…
Unos 3.500 periodistas de todos los continentes cubrirán esta feria y muy en especial desde Asia, donde el mercado de relojes de alta gama está experimentando un crecimiento vertiginoso (no hay más que ver la velocidad en la que se multiplican las boutiques de las mejores casas suizas y europeas en general) y es posible que en estos últimos años más que una feria nos encontremos delante de una especie de Exposición universal dado el trabajo que dedican las empresas en gestionar sus estands. Esta edición se van a necesitar 20.000 operarios, 7.000 camiones llenos de material y seis semanas para tenerlo todo listo.
Este año pinta muy, muy bien, las grandes marcas parecen haber puesto la directa y tenemos grandes novedades que aportan frescura a las diferentes gamas de relojes.