Un peso adecuado es garantía de salud y bienestar pero obsesionarte con la báscula es un error que puede llegar a convertirse en un problema, incluso puede ser síntoma de algún trastorno psíquico y alimenticio, como por ejemplo la vigorexia.
El espejo no engaña y si tú te ves bien, los demás también. En la imagen que proyectas inciden un conjunto de factores, no solo un número de kilos. Un cuerpo armonioso no depende tanto de la báscula como de un adecuado desarrollo muscular y de una correcta proporción de las grasas presentes y necesarias en el organismo.
Antes de pensar que te sobran kilos, recuerda que el peso «ideal» es muy relativo y ten en cuenta que:
- Tu propia constitución. Tu altura, edad, estructura y densidad de tus huesos determinan ese supuesto peso perfecto. No hay dos hombres iguales y es realmente absurdo compararte con un compañero de entreno pensando que él puede estar en mejor forma física porque tiene un peso menor.
- El músculo pesa. El ejercicio hará que tus músculos se desarrollen y que tú consigas el objetivo que te has propuesto: pectorales de acero, bíceps envidiables, glúteos firmes y un abdomen marcado y atractivo… Si te ves así ¿acaso importa el número que señale la báscula?
Incide en tu cuidado personal, trabajando tu cuerpo en conjunto (no solo los grupos musculares que tengas interés en desarrollar) y complementa tu entreno con alguna actividad aeróbica que haga impensable la grasa acumulada.