Pese al estilo tradicional y sencillo de la sociedad baliense, el concurrido Nusa Dua no adolece de los lujos propios de un turismo variado y muchas veces, potentado económicamente hablando. Desde 1974, Nusa Dua recoge toda la dedicación de las autoridades para convertirse en lo que es hoy: una plaza turística irresistible dentro del continente asiático. Una ciudad ordenada, tranquila y ajardinada ofrece vistas al océano azul desde casi todos sus alojamientos.
Otro lugar para no perderse dentro de la isla de Bali es Jimbaran, pueblo de pescadores ubicado en una fantástica bahía con forma de media luna. Rodeado de montes y volcanes, los atardeceres en sus acogedoras playas nos deslumbrarán, tanto como para sentarnos un largo rato en alguno de sus restaurantes playeros con techos de paja. Es inevitable que aquello que nos rodea nos abra el apetito.