Los hidratos de carbono complejos, los de lenta absorción, son la clave para aumentar tu resistencia. Se trata de alimentos que te proporcionan la energía «sin prisas» pero de manera continua, por más tiempo, permitiéndote, así, gastar la que necesitas sin agotar tus reservas.
Los cereales integrales, trigo, arroz, y especialmente la avena, no pueden faltar en tu menú diario. La quinoa, tan de moda últimamente, es también una excelente fuente de carbohidratos complejos. Conocida y considerada alimento «sagrado» por antiguas civilizaciones como la Inca, este grano contiene además proteína de alto valor biológico por lo que es perfecta si tu objetivo una alimentación que te ayude a mejorar tu resistencia y de paso a mantener tu musculatura en condiciones óptimas.
Las legumbres han de ser otro de tus alimentos «amigos». Lentejas, judías… no solo proporcionan energía sino también minerales esenciales para el entreno como el zinc y el potasio, importantes para la correcta transmisión de los impulsos nerviosos y para que el oxígeno llegue convenientemente a los músculos que estás trabajando durante un periodo de tiempo prolongado.