No todas las reacciones de oxidación son malas. Algunas son esenciales para la vida y están involucradas en muchos otros procesos importantes. En la respiración celular, por ejemplo, la glucosa se oxida por el oxígeno, produciendo dióxido de carbono, agua y energía para alimentar nuestro cuerpo. Y, en otro ámbito, los blanqueadores domésticos actúan oxidando las manchas de color en moléculas incoloras.
Y, ¿los radicales libres?
Los radicales libres son simplemente moléculas con uno o más electrones impares. A los electrones les gusta estar en pares, por lo que los electrones impares pueden dar como resultado moléculas inestables y altamente reactivas.
Para estabilizarse, el radical libre debe robar un electrón de otra molécula (o regalar uno). Cuando una molécula pierde un electrón, se oxida y se convierte en un radical libre. Este nuevo radical libre puede robar un electrón de otra molécula y empezar una reacción en cadena. Este proceso cambia permanentemente la estructura de las moléculas y desencadena daños irreversibles.