Existen multitud de fármacos dentro de los antiinflamatorios no esteroideos, como los grandes conocidos aspirina (o ácido acetilsalicílico), paracetamol, ibuprofeno, nolotil…
Por otro lado, y en una rama menos invasiva se encuentran algunas plantas con propiedades antiinflamatorias como es el caso del sauce, ulmaria o harpagocito.
A pesar de ser considerados como remedios naturales, hay que vigilar también sus interacciones con medicamentos o algunas contraindicaciones. El cualitativo natural no nos priva de cualquier posible reacción adversa, ni nos asegura una buena salud solo porque venga de la naturaleza.
Se ha estudiado el efecto de la dieta sobre enfermedades inflamatorias y degenerativas, concluyendo que la alimentación cumple un papel protagonista para el pronóstico y mejoría de la enfermedad. No existe mejor antiinflamatorio natural que la propia dieta.
Una alimentación variada, equilibrada y rica en alimentos con ácidos grasos omega 3, antioxidantes, fibra, y algunos minerales como el magnesio, silicio o cobre dotará al organismo de las mejoras armas para combatir la inflamación.