Anabolismo y catabolismo

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Los nutrientes pasan entonces al caudal sanguíneo y, a partir de este punto, entra en juego el metabolismo, el proceso por el que esos mismo nutrientes han de llegar a las células y convertirse en energía o en nuevos componentes indispensables para la fabricación o reparación de los tejidos que forman nuestro órganos, músculos, huesos y articulaciones.

El hígado, el páncreas y especialmente la glándula tiroidea son los principales responsables de conseguir el equilibrio en este proceso que tiene dos fases: anabolismo y catabolismo.

Se dan a la vez, están interconectadas, porque aunque estés en fase anabólica, (regenerando tejidos), el cuerpo humano gasta energía (fase catabólica) por el simple hecho de vivir (respirar, mantener la temperatura corporal, hacer que el corazón lata…).

Aunque las dos fases son inseparables, también es cierto que, según la actividad que realicemos, una prevalece sobre la otra y esto es importante tenerlo en cuenta en la práctica deportiva. Cuando entrenas duro, tu metabolismo se encarga de buscar la energía que necesitan tus músculos (quema de glucógeno y grasas).

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