Una persona celíaca es aquella que por distintas causas (la predisposición genética es la principal) presenta una alteración de sus sistema inmunológico que hace que la ingesta de gluten provoque inflamación y daño de la mucosa del intestino delgado.
Vómitos, náuseas, diarreas o dolor abdominal son algunos de los primeros síntomas pero, además, esta alteración de la mucosa dificulta la correcta absorción de los distintos nutrientes, algo que puede derivar en problemas de anemia o malnutrición.
Ante la más mínima sospecha de intolerancia al gluten, la consulta médica es imprescindible. Solo un médico, a través de las correspondientes pruebas y análisis, será quien determine si existe una alergia, una intolerancia alimentaria o estamos ante un caso de celiaquía.
El tema es serio. Un celiaco debe suprimir totalmente el gluten de su dieta, pero uno que no lo es, deberá seguir únicamente una dieta que le permita controlar una posible intolerancia o alergia. Puede que los problemas digestivos no tengan nada que ver con el gluten y suprimirlo, antes de tiempo sin rigor médico, no tiene ningún sentido.