Estira la piel con suavidad con tus dedos, lo justo para permitir un buen desplazamiento. Si tu cuello tiende a sufrir granitos y rojeces, elige cuchillas de una sola hoja (dos máximo) para evitar cortes excesivos en una misma pasada.
Si has preparado convenientemente la zona del cuello antes del afeitado, tienes mucho ganado a la hora de prevenir problemas posteriores.