Una de cada diez veces me toca aguantar las actitudes paternalistas, los «Te dedicas al porno porque no has encontrado a nadie que te ame de verdad.»
Y como no quiero mentir pero tampoco quiero enfrentarme al estigma, prefiero quedarme en casita cultivando orquídeas y dando de comer a los gatos del vecindario. Me he vuelto vaga a la hora de encontrar personas con las que compartir momentos divertidos.
Léase sexo. Léase una tarde en el cine comiendo palomitas. Léase una conversación interesante comentando cuadros en una galería.
Cuando reflexiono sobre ello me siento frustrada. Frustrada por vivir en una sociedad en la que estoy y estaré estigmatizada de por vida simplemente por aparecer en internet teniendo sexo delante de unas cuantas cámaras.
Cansada porque haga lo que haga tengo la palabra ACTRIZ PORNO grabada en la frente y esto afecta en la manera en que me relaciono con la gente, y la manera en la que la gente interactúa conmigo.