La práctica de una actividad aeróbica moderada pone en marcha el conjunto del organismo, quema calorías extras y ejercita el motor de nuestro cuerpo, el corazón.
Nadar, saltar, correr o montar en bicicleta son algunos de los ejercicios aeróbicos más comunes y saludables que pueden realizarse en el gimnasio o al aire libre. Se consideran actividades aeróbicas porque implican un esfuerzo moderado en el que intervienen distintos grupos musculares y que se lleva a cabo durante un periodo de tiempo más o menos prolongado, como mínimo entre 20 y 30 minutos.
Ayudan a perder peso al conseguir transformar los hidratos de carbono y las grasas acumuladas en la energía necesaria para desarrollar el ejercicio mejorando, además, la función cardiovacular y la capacidad respiratoria.
Aunque a veces lo olvidemos, el corazón es un músculo más de nuestro cuerpo, cuya función es bombear la sangre haciendo posible que el oxígeno y los nutrientes lleguen a cada una de nuestras células.