Has tomado la decisión de cuidarte, mejorar tu condición física y sentirte mejor. Sea cual sea tu objetivo, el gimnasio es el lugar indicado para lograr tu meta.
Son muchas las ventajas a tu alcance: unas instalaciones adecuadas, los elementos y maquinaria idónea para cada ejercicio, el asesoramiento profesional y también, ¿por qué no?, la posibilidad de conocer y compartir inquietudes con gente como tú, que intenta superarse cada día practicando una actividad física que requiere constancia y esfuerzo.
Es una pena faltar al gimnasio con cualquier escusa. La constancia en la rutina de entreno es básica para alcanzar lo que te propongas.
Para esquivar mejor esos momentos de desánimo en los que te planteas «hoy no voy», es importante una correcta planificación de la actividad.
- Elige un horario que realmente te venga bien. No te engañes a ti mismo. Si sabes que a medio día te va a dar pereza ir al gimnasio, deja el entreno para después del trabajo.
- Plantéate metas alcanzables. Tu esfuerzo debe ser progresivo porque cada pequeño éxito aumentará tu motivación para continuar esforzándote.
- En tu primera visita al gimnasio, explica qué quieres conseguir y déjate asesorar sobre la rutina más conveniente.
- Aunque realices una serie de ejercicios básicos, incluye cada cierto tiempo otros nuevos para que tu entreno siempre resulte novedoso.
Cuando te plantees no acudir al gimnasio, sé positivo y piensa en las múltiples ventajas que te reporta esa hora que dedicas a ti mismo: alivio del estrés, sensación de bienestar tras el esfuerzo realizado, superación personal, beneficios para tu salud y, por supuesto, estar un paso más cerca de conseguir el cuerpo que quieres tener.