La ansiedad es una respuesta normal del organismo, que aparece cuando nos enfrentamos a una amenaza. En la mayoría de los casos el acontecimiento que desencadena esta respuesta es simplemente la punta del iceberg. La ansiedad nos advierte que estamos estresados y por ello estamos alerta, experimentando miedo injustificado hacia situaciones que en realidad no son peligrosas pero que, sin embargo, nosotros percibimos como tales.
En algunos casos se trata de episodios aislados y relacionables a un contexto de agotamiento mental y físico debido, por ejemplo, a demasiado trabajo, cambios repentinos en nuestra vida familiar o profesional, mudanzas o acontecimientos desagradables que aún debemos aprender a gestionar.
Sin embargo, cuando el estado de estrés es prolongado, los síntomas de la ansiedad perduran en el tiempo y pueden llegar a ser de alta intensidad. De aquí que el sentimiento de angustia se puede convertir en algo patológico. Si te sientes angustiado la mayoría del tiempo, estresado y agotado, puede que tampoco consigas dormir bien. Si esta situación es prolongada puede llegar a causar los siguientes trastornos:
- Alteración del patrón del sueño
- Cansancio crónico
- Trastornos digestivos
- Alteración de los niveles de glucosa en la sangre
- Disminución de las defensas de tu sistema inmunológico
