El humo, y sobretodo el denominado pasivo, engorda. Un estudio de la Brigham Young University de Salt Lake City, publicado en el American Journal of Physiology, desmiente la extensa idea de que fumar ayuda a mantenerse delgado.
«Quien vive con un fumador, sobre todo si es un niño, tiene un mayor riesgo de problemas cardiovasculares y metabólicos», explica Benjamin Bikman, autor de la investigación. Solo en Estados Unidos, la mitad de la población está expuesta al menos una vez al día al humo pasivo, y cerca del 20% de los niños vive con algún fumador en casa.
Los investigadores han analizado la relación entre humo y funciones metabólicas, más en concreto el mecanismo por el cual los fumadores se vuelven resistentes a la insulina: «Nuestro estudio muestra que tras las respuestas al humo pasivo de nuestro organismo está la alteración de la sensibilidad a la insulina. Cuando esto sigue aumentando, se engorda».
Los resultados de este estudio podrían ayudar a superar el miedo a engordar por dejar de fumar. De hecho, otro estudio anterior, de la Universidad de Ohio, ya reveló que éste se trataba de un temor infundado que no es real.