Un estudio de la Universidad de Warwick, en Inglaterra, ha demostrado cómo ser de un cierto país está relacionado con tener mejor o peor humor. El equipo de investigadores, liderado por el profesor Andrew Oswald, ha descubierto un gen cuya superior extensión (determinada por el país de nacimiento) favorece que llegue más cantidad de serotonina al cerebro, lo que provoca un aumento de la felicidad.
Para llegar a esta conclusión, en La felicidad: la vuelta al mundo (que es el título que lleva el estudio), se han estudiado 131 países diferentes. Francia es la región en la que sus habitantes tienen este gen regulador de la serotonina menos extenso y, por tanto, los considerados más gruñones. A nuestro país vecino le siguen de cerca Gran Bretaña y Estados Unidos, cuyos residentes tienen una predisposición genética a tener peor humor que el resto.
En el otro extremo, aquellos que viven en Dinamarca y Holanda son los genéticamente más felices. El estudio también ha resaltado que los descendientes de habitantes de estas dos regiones que han viajado fuera de sus fronteras también tienen (por herencia) este gen más desarrollado.