Cambia tu entrenamiento

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El cuerpo humano ha adquirido a lo largo de su evolución un impresionante ingenio de adaptación. Haga lo que haga o pase lo que pase siempre termina por adaptarse.

Nuestras emociones se adaptan y lo que un día fue una atracción sexual increíble ahora se convierte en un cuerpo conocido, monótono y sin sorpresas.

Lo que un día hizo que tu vaso de la felicidad rebosase no servirá para llenar ese vaso de nuevo al siguiente día. Si queremos sentir las mismas emociones o tener los mismos resultados, el estímulo deberá ser mayor que la primera vez. Tus células se adaptan.

Y si sales de compras para olvidar lo mal que te ha ido en el trabajo y cada día utilizas el consumismo como vía de escape, cada día necesitarás comprar más y más para sentirte como la primera vez.

Un simple bolso ya no te servirá como fuente de alivio. Y lo mismo ocurre si utilizas la comida o el alcohol como antidepresivo. Cada día necesitarás más chocolate, helado o whisky para consolarte. Tus células se moldean y se hacen expertas en lo que haces, sientes y piensas.

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