La nueva creación de Danny Boyle propone un tema intrigante, por lo menos desde la consideración de los múltiples imprevistos que se pueden presentar durante un acto delictivo, por más planificado que este esté.
Uno de estos imponderables le ocurre a una banda de ladrones de obras de arte, que durante el atraco de una de ellas, que cuesta millones, uno de los miembros del grupo, el subastador Simon (James McAvoy) sufre un golpe en la cabeza, y al regresar del desmayo, no tiene noción de dónde escondió la valiosa obra.
El profundo olvido de Simon despierta la ira del jefe de la banda, Frank, interpretado por Vincent Cassel, quien no duda en someterlo a malos tratos, amenazas y torturas, para conseguir que Simon revele la información más valiosa, pero bloqueada en su cerebro.
Al ver que la violencia no da resultados, Vincent opta por la terapia hipnótica más profunda, y acude a los servicios de la hipnoterapeuta Elizabeth Lamb (Rosario Dawson).