Bombas de Enema: estas suelen ser las más económicas del mercado, sin embargo son capaces de almacenar poco líquido, lo que implica realizar el proceso varias veces para conseguir una limpieza óptima.
Tubos de inyección de ducha: es un tubo o boquilla de plástico, acero o aluminio, que se conecta a la manguera de la ducha (quitando primero el cabezal normal de la ducha) y que permite regular la temperatura y el flujo de agua con el grifo. Hoy en día, los tubos vienen de diferentes tamaños y formas para hacer de tu experiencia de limpieza, un momento placentero y divertido.
También es importante recordar que este tipo de limpieza, siempre se hace dentro del cuarto de baño, preferiblemente en la ducha y por supuesto seguir los siguientes consejos:
- Chequea la temperatura del agua: si estás usando la bolsa de ducha o enema, lleva la bolsa con suficiente agua caliente (pero no muy caliente). De resto usa agua siempre tibia. Es importante que no uses jabón líquido con el agua, porque comúnmente el químico con el que está hecho el jabón puede ser nocivo para esas partes internas del recto. Si por el contrario estás usando el tubo de inyección de ducha, coloca la corriente de agua de manera suave, la idea es solo llenar con agua la parte interna del ano, no es una limpieza a presión.
- Lubrica tu ano: coloca lubricante alrededor del no y dentro del mismo, como cuando vas a tener una penetración. Esto ayudará a la entrada de la boquilla de cualquiera de los utensilios que uses.
- Hora de limpiar: introduce con cuidado el cabezal o tubo dentro del ano, hasta llegar un poco más allá del orificio. La idea es llenar de agua la parte interna del culo.
- Cuando estés lleno, para y saca el cabezal: te sentirás lleno por dentro, como con una presión o ganas de defecar. Retira suavemente la manguera de la entrada del ano. Lo importante es que hayas llenado el recto de suficiente agua como para que toda la suciedad salga de manera fácil.
- Ahora a esperar: antes de soltar el agua que llevas dentro, ponte en posición erguida y masajea un poco tu abdomen para mover los intestinos, con el fin mover los residuos sólidos que pueda haber.
- Expulsa el agua: aprieta bien las nalgas y siéntate como normalmente lo haces en el inodoro. Y sin hacer fuerza, deja que el agua caiga. Puedes apretar un poco luego para garantizar que toda el agua ha sido expulsada. Deshazte del sucio del inodoro, para que cuando repitas el procedimiento puedas ver si el agua está o no saliendo limpia.
- Repite el procedimiento: la recomendación es que repitas los pasos del 3 al 6, hasta que salga el agua totalmente limpia. Sin embargo, es importante que no llenes el recto de mucha agua en las repeticiones, porque puede quedar estancada en zonas del colon y salir cuando hagas algún movimiento, en un momento inesperado.
Al finalizar, y después de la respectiva ducha, estás listo para disfrutar de manera tranquila y segura la penetración anal con tu pareja sexual. Recuerda que la materia fecal por lo general se compone de microbios, bacterias y demás organismos que pueden transmitir fácilmente ITS, por eso recomendamos siempre tener el hábito de la limpieza anal y usar preservativos y lubricantes en todas tus prácticas sexuales, para evitar que la cagues.
Muchas gracias x su concejo.