Prueba jugar con los dedos, pero siempre teniendo cuidado con las cosquillas. Podrían estropear tus intenciones.
A su vez, los talones y los tobillos se relacionan directamente con los órganos sexuales. Si los acaricias o realizas movimientos circulares en ellos podrías producir sensaciones sumamente placenteras.
Otras zonas erógenas son: el interior de los muslos, debido a su proximidad al área de los genitales y que con solo masajearlos ya se puede alcanzar el orgasmo.
Así como también el ano (muy rechazado a pesar de su gran sensibilidad erógena), las nalgas, masajes en el cuero cabelludo, los labios y los brazos.
Recuerda que la sexualidad siempre se puede mejorar, a medida que aumentas la confianza con tu pareja, también aumentará la satisfacción y la capacidad de recibir placer.
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Por Edith Gómez
Editora – gananci.com