Sin deseo no hay sexo. O al menos de calidad. Pues de forma involuntaria el cerebro viajará por un lado y los órganos sexuales por otro.
La cabeza estará pensando en negativo y construyendo castillos en el aire condenados al fracaso.
SEGUNDA FASE: LA EXCITACIÓN
Cuando el deseo es latente, las hormonas se disparan, el pene se pone erecto y la lubricación comienza a aparecer en las mujeres.
Sin embargo, no se debe bajar la guardia. Ahora no basta con desear, hay que querer. Querer disfrutar del sexo sin tabúes, dispuestos a pasar un momento mágico y entretenido con otras personas pero también con uno mismo.
En esta fase de excitación lo importante es no querer aparentar ser el mejor amante e incluso pecar un poco de egoísta.
Sólo así el cerebro y los órganos sexuales podrán ser uno y permitir el sumun del sexo, el orgasmo.
TERCERA FASE: EL ORGASMO
Al final parece que lo que menos cuenta del sexo es la resolución final o el orgasmo.