“Hay muchos, la mayoría hombres, que se colocan delante del espejo y no se mueven de ahí en todo su entrenamiento. Se miran y remiran”, dice Jorge Gómez, entrenador personal de Basic-Fit (Madrid). Mejor úsalo a modo de retrovisor. “Así puedes controlar a quien te interese, buscar su mirada y ver si es correspondida, pero para nada hay que hacer posturitas ni levantarse la camiseta, por ejemplo”, como comenta Suárez.
10. Usas el gimnasio para pasearte
Algunos hacen más kilómetros caminando por el gym que encima de la cinta de correr. “Pasearse está bien, pero que no se note; entre ejercicio y ejercicio se puede ir a beber agua a la fuente y aprovechar para disfrutar del panorama y de que te vean”, opina el coach. “Sobre todo son los hombres los que están más rato caminando por la sala de fitness que haciendo pesas. Se ve a la legua que quieren es conseguir el nombre de la chica y seguramente algo más que eso”, bromea Jorge Gómez.