Ver esa roncha perfecta en las axilas tiene sus pros y contras: “Cuando sudamos segregamos las famosas feromonas, que son capaces de atraer a otras personas. Aunque una cosa son las manchas normales de sudor y otra, estar completamente empapado y que la camiseta te delate: eso no ayuda”, apunta Alfonso Suárez, experto en coaching para solteros. Si sudas en exceso, elige camisetas de colores que disimulen los cercos. Aunque el problema no es solo estético: esas manchas vienen acompañadas de un olor característico y no precisamente tentador. Lo malo es que al gimnasio se va básicamente a sudar. “Para ligar es necesaria una higiene y que nuestro olor corporal no genere un rechazo en los demás; por tanto, usa un buen desodorante”, sugiere la psicóloga Gemma Figueras, del Instituto Barcelona de Psicología.
2. Eres el llanero solitario
Cuando uno forma parte de la típica cuadrilla de amigos que deambula en manada por la sala de fitness, liga más: “Estar acompañado hace que plantees retos con tus compañeros, como ver quién consigue hacer más contactos. Si eres el tímido del grupo, puede ayudarte a dar ese paso que te falta, porque quizá tú no te atreves a hablar, pero uno de tus amigos sí y sin querer ya estás metido en la conversación charlando con la persona que te interesa”, explica Alfonso Suárez. Apuntarse a clases colectivas también ayuda. “El contacto habitual entre personas que van a clases dirigidas y que se ven habitualmente hace que acaben atrayéndose y quedando”, asegura José Serrano, psicólogo de Área Humana.
3. Tu modelito es cutre
Destierra esas camisetas de publicidad y de “cuando estuve en Benidorm me acordé de ti”. Como argumenta César Toledo, experto en comunicación no verbal: “La apariencia juega un papel fundamental, es la primera impresión que nos llevamos de una persona y puede condicionar todo lo que suceda después”. No se trata de vestir de marca; pero ese tipo de indumentaria induce a pensar que tu idea de una cena romántica es una hamburguesa grasienta regada con calimocho.
4. Haces mucho ruido
Esos espeluznantes gruñidos que escuchamos cuando alguien está levantando peso y quiere que todo el mundo lo sepa, lejos de evocar gemidos sexuales (como parecen creer algunos), echan para atrás: hablan de un Neandertal pata negra. “Solo se acepta si estás entrenando para las próximas olimpiadas de culturismo; si no, mejor no lo hagas”, aconseja el coach para solteros.