Bebidas azucaradas: nueva «amenaza» contra la salud pública

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La OMS ha presentarà estos días un informe sobre la idoneidad de gravar los refrescos para limitar su consumo.

Si la guerra contra el tabaco se considera prácticamente ganada, ahora es el turno de los refrescos. Es una batalla difícil por los fuertes intereses de las multinacionales que los producen, pero ignorar los daños que provocan en la salud es insoslayable. ¿Por qué? Muy sencillo: la gran cantidad de azúcar añadido que contienen. Una sola lata de refresco tiene 30 gramos de azúcar, más o menos el equivalente a seis cucharaditas de té o 5 gramos más del total permitido (25gr.) que debería ingerir un niño en todo el día, según la Asociación Americana de Cardiología.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda, por su parte, que los adultos con un peso normal disminuyan el consumo de azúcar al 5% de la ingesta calórica diaria, lo que equivale a una cucharada sopera al día.

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