Más de 50.000 botellas carbonatadas con sabor a cola se consumen cada segundo, y millones de personas eligen como líquido este tipo de refrescos por delante incluso del propio agua. Estas escalofriantes cifras han hecho que desde hace años los profesionales sanitarios se preocupen por las consecuencias del consumo de estas bebidas.
Gran parte de la población considera que estas bebidas son inofensivas, nada más lejos de la realidad. Estudios demuestran que las bebidas carbonatadas o con gas favorecen la aparición de caries, alteraciones cardiovasculares, obesidad o problemas musculares. Y cuando más peligrosas son es en edades tempranas.
Una bebida de este tipo contiene agua, anhídrido carbónico, excipientes aromáticos, edulcorantes o azúcares y un sinfín posible de aditivos entre los que sobre todo se encuentra la cafeína y potenciadores de sabor.
Está claro que a nivel nutricional no aportan nada beneficioso. ¿Por qué un niño no debe tomar café pero en cambio toma cola cada dos por tres?