Errores en la dieta

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A la hora de hablar de nutrición todos tenemos claro un objetivo: la dieta equilibrada. Pese a nuestras buenas intenciones, tanto en la alimentación habitual como cuando pretendemos seguir algún plan específico de pérdida de peso, hay algunos errores que se repiten y que hacen más complicado llegar a conseguir esa dieta «perfecta» que nos mantenga sanos (lo primero), bien nutridos (fuertes y con energía física y psíquica) y, por supuesto, libres de kilos demás.

[pullquote]La dieta ideal siempre es individual y depende de factores como la edad, la propia constitución o el tipo de vida[/pullquote]La mejor dieta es aquella que aporta todos los nutrientes que el organismo necesita para su correcto funcionamiento, sin excesos y sin carencias. Cada persona tiene la suya. porque la dieta ideal siempre es individual y depende de factores como la edad, la propia constitución, el tipo de vida, etc. Aún así, hay una serie de errores básicos que se comenten con frecuencia y que pueden llegar a estropear cualquier intento de dieta saludable y equilibrada.

  • Carbohidratos, proteínas y grasas, todos en su justa medida. Son los tres grandes grupos de macronutrientes que nuestro cuerpo necesita para desarrollarse y para tener energía para funcionar en todos los sentidos. La proporción es variable, dependiendo de cada persona, pero una distribución aproximada podría ser: 60%-70% de carbohidratos, 20%-30% de proteínas y 10%-20% de grasas (del total de alimentos ingeridos en un día). Excluir de manera prolongada uno de estos grupos de tu alimentación es un error (puede ser algo temporal si sigues una dieta disociada, mejor bajo control médico). Cada uno de estos nutrientes cubre necesidades específicas y eliminarlos puede ser causa de importantes carencias nutricionales e incluso de enfermedades.
  • Dietas «espartanas» incluyendo saltarse comidas. Pretender estar bien alimentado eliminando, por ejemplo, el desayuno o la cena es una total equivocación que solo traerá como consecuencia que no te encuentres nada bien y que tus músculos, ante la ausencia de energía, «tiren» de las proteínas entrando en fase de catabolismo. Lo correcto es hacer cinco comidas al día, en cantidades moderadas, para descartar, así, la fatiga y para que que tu metabolismo permanezca activo el mayor tiempo posible (recuerda que el hecho de digerir no solo te proporciona nutrientes sino que además es un proceso en el que tu cuerpo gasta energía).
  • Inadecuada hidratación. Es otro de los fallos habituales. Beber la suficiente cantidad de líquidos, principalmente agua pero también infusiones, zumos, etc. es fundamental para la salud y el buen estado físico. El agua no solo hidrata sino que ayuda a eliminar toxinas y grasas, por lo que, en ningún caso, debes pensar que el agua «hincha» el estómago. Al contrario, curiosamente, una correcta hidratación ayuda, además, a prevenir la propia retención de líquidos.
  • ¡Ojo con la sal! Íntimamente ligado al tema anterior, un exceso de sal en la dieta es causa de muchos males fácilmente evitables como la ya mencionada retención de líquidos y también numerosas dolencias relacionadas con el sistema cardiocirculatorio.
  • Cocción, preparación y presentación de los alimentos. Por muy saludable que sea un alimento, si lo cocinas rebozado y sumergido en aceite o lo presentas bien «sabroso» (con exceso de sal), parte de sus beneficios se verán mermados. No vale prepararte una menestra con trocitos de panceta y chorizo para que «coja sabor», mucho mejor unos ajos troceados, un toque de vinagre y una cucharadita de pimentón. Respecto a la presentación, tampoco vale comer un plato gigantesco y engañarte pensando que es «plato único». Es preferible más variedad y menos cantidad.
  • Tentempié en forma de grasas trans. ¡Error! Y de los graves. Tienes multitud de alimentos perfectos para media mañana o merienda. La bollería industrial y los snacks elaborados con este tipo de grasas, nada saludables, han de ser una excepción. Para diario: frutos secos, barritas energéticas, una pieza de fruta…
  • Falta de fibra. Hortalizas, cereales (sobre todo integrales), verduras… excluirlas de tu menú diario es impensable no solo porque guardan en su interior preciosos  minerales y vitaminas esenciales sino porque también son claves para que tu proceso de digestión tenga un «final feliz». La falta de fibra puede provocar problemas serios relacionados con el tránsito intestinal y con una inadecuada eliminación de toxinas y grasas.
  • Calorías vacías. Son aquellas principalmente asociadas a las bebidas alcohólicas. Son calorías que no aportan nutrientes y que de no ser consumidas rápidamente se transforman en grasas. Cuando tomas una copa, esas calorías serán las primeras a las que recurra tu organismo cuando requiera energía (dejando tus reservas intactas). Si pretendes bajar algún kilo, alcohol cero al menos un tiempo. Los excesos de un fin de semana pueden ser un error importante en el conjunto de una dieta equilibrada
  • Suplementos alimenticios. No son en absoluto un error siempre que sean necesarios y aporten algo que tu organismo demanda. Abusar de ellos puede ser un gasto de dinero inútil, implicar un desequilibrio alimenticio y, en el peor de los casos, convertirse en un problema para tu salud y tu bienestar.

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