Se habla de él constantemente. Se sabe que influye en la constitución física y en muchas ocasiones se le echa la culpa de esa «tendencia a engordar». Pero, en realidad, el metabolismo es un complejo proceso, esencial para la vida, aún poco conocido. Gracias a él obtenemos la energía necesaria para realizar cualquier actividad, desde respirar hasta practicar deporte.
[pullquote]Mediante este complejo proceso obtenemos la energía necesaria para realizar cualquier actividad[/pullquote]Nuestro organismo es una maquinaria perfecta que tiene su propio ritmo de funcionamiento. Cuando ingerimos un alimento, el sistema digestivo se pone en marcha y las enzimas se encargan de descomponerlo en sus distintos nutrientes para que puedan ser absorbidos por el organismo y cumplir su función.
Básicamente, las proteínas se descomponen en los imprescindibles aminoácidos, los lípidos en ácidos grasos y los hidratos de carbono en los azúcares esenciales para obtener energía.
Tras este primer paso de la digestión, los nutrientes llegan a las células a través del caudal sanguíneo y una vez en ellas comienza el proceso metabólico en sí mismo, ese conjunto de reacciones enzimáticas que conseguirán que cada nutriente ocupe su lugar: proteínas para reponer y fabricar nuevos tejidos de órganos, músculos y articulaciones y azúcares (glucosa / sacarosa) para alimentar músculos y cerebro y grasas para ser utilizadas como energía, si el cuerpo la necesita, o bien almacenadas.