Con la llegada de esta nueva temporada comenzamos a trastear en nuestro armario. Vamos dejando atrás abrigos, jerséis de lana, y damos paso a prendas más frescas y ligeras. Lo mismo hacemos con el calzado. E incluso con nuestro corte de pelo, ya algo más apurado. Nos adaptamos a la llegada del tiempo primaveral, como es obvio.
Pues bien, existe un elemento que a menudo no tenemos en cuenta y que también deberíamos adecuar a la nueva estación: el perfume.
Hay fragancias que favorecen más o menos según la época del año. Mientras que el otoño/invierno acepta perfectamente perfumes intensos o dulces, en primavera/verano resultan más efectivos los aromas frescos y suaves. Lo ideal para esta temporada de buen tiempo es recurrir a esencias cítricas, florales, refrescantes.
Por su ligereza, este tipo de fragancias son mucho más apropiadas para los meses de calor que se nos avecinan. Los aromas demasiado intensos o fuertes pueden resultar pesados, para los demás y para nosotros mismos, por lo que es mejor reservarlos para el invierno.