Esta semana vamos a realizar un viaje a las profundidades marinas. Descenderemos a más de 4.000 metros de profundidad dentro de un pequeño submarino y veremos cómo se han adaptado los peces allí presentes a la falta de luz y a las presiones extremas. Nos encontramos inmersos en la zona que los oceanógrafos llaman zona abisal.
Los peces que aquí viven tienen los ojos muy grandes y sensibles para poder captar la poquísima luz que les llega de la superficie del mar, la cual es de color rojo. Nuestros ojos, a duras penas podrían captar la luz que llega a 50 metros.
El color también es importante, pues determinará que puedan camuflarse en la “oscuridad”. Ya que la luz ambiental es roja, suelen presentar colores rojos o naranjas; aunque otros son plateados para difuminar su silueta, trasparentes…
Su forma también es diferente de los peces a los que estamos acostumbrados. Aunque generalmente tienen formas globosas con grandes bocas y dientes afilados, permitiéndoles en algunos casos tragar presas enteras más grandes incluso que ellos mismos, también los hay con el cuerpo muy largo.