Una década de iTunes

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iTunes acaba de cumplir sus primeros diez años de vida, durante los que la tienda online de Apple se ha convertido en el mayor vendedor de música del mundo. Con 435 millones de usuarios registrados en 119 paises y más de 25.000 millones de canciones descargadas, iTunes se ha ido haciendo también en los últimos tiempos con parte del pastel de la venta de películas, series, juegos, libros o podcasts.

Pero sin duda ha sido la venta de canciones por menos de un dólar el aspecto que ha causado un impacto más profundo en nuestros hábitos de consumo cultural. Y es que se calcula que dos tercios de toda la música que se vende hoy en el planeta se hace a través de la tienda de Apple.

A continuación repasamos algunos aspectos buenos, menos buenos y malos de lo que ha supuesto esta primera década de iTunes.

  • Un gran ¿invento? Todo empezó en el año 2000, cuando Apple, una vez más, en realidad no inventó nada, sino que tuvo el ingenio de perfeccionar, hacer más atractivo y convertir en una bomba comercial algo que ya existía. La compañía del difunto Steve Jobs compró un sistema de reproducción de MP3 llamado SoundJam MP, que un año después daría lugar al primer iPod y en 2003 a la apertura de iTunes.
  • La canción manda. Para lo bueno y para lo malo. El hábito de comprar canciones por separado nos ha librado de esos discos en que aparte del single -y en el mejor de los casos de otras dos canciones-, no había más que paja y relleno. Por el contrario, la venta de tracks online ha enterrado un poco más el concepto de disco, y cada vez es más difícil encontrar un álbum redondo en una industria musical basada en los ‘one hit wonders’ o artistas de un solo éxito.
  • Música sin rostro. En el mismo sentido, la venta de canciones online ha supuesto la muerte de algo tan icónico y representativo de la historia del pop como las carátulas de los discos. El paso del vinilo al CD ya supuso la pérdida de gran parte de la personalidad plástica que tenían las enormes portadas de los LP. La opción que nos da iTunes de descargarnos las carátulas para que nos las imprimamos es simplemente… Sin comentarios.
  • Calidad de sonido. Tampoco es extraño que muchos aún reivindiquen el vinilo no sólo cómo un capricho retro, sino como un soporte con mayor calidad de sonido como es sabido que ofrecen los soportes analógicos. Los más puristas ven como un imperdonable retroceso el descenso de la calidad sonora como consecuencia de los formatos de compresión que utiliza iTunes. Aunque muchos otros consideran que renunciar a una calidad de sonido que no alcanzan a percibir merece la pena a cambio de poder acumular miles de canciones en un chisme del tamaño de un mechero.

  • ¿El precio justo? Aparentemente pagar por una canción menos de lo que nos cuesta una caña en un bar parece a priori muy barato. Pero hagamos cuentas. Por alrededor de un dólar Apple nos entrega una canción ‘pelada’, sin un formato físico, ni carátula, ni cuadernillo, ahorrándose los gastos de distribución y con limitaciones a la hora de usarla, puesto que en iTunes legalmente no adquirimos una canción, sino el derecho de usarla en nuestros dispositivos. Si multiplicamos ese dólar por las canciones que suelen ir en un disco quizás, visto lo visto, no somos precisamente nosotros quienes ahorramos.
  • Todo es tan rápido. Como todo lo que tiene que ver con internet, iTunes ha acelerado el proceso de compra de música hasta prácticamente lo instantáneo. Tenemos la posibilidad de descargar una canción a los pocos segundos de haberla oído en la radio (muchas veces gracias a aliados como TrackID o Shazam) o de que alguien nos haya hablado de ella. Adiós a eso de tener que ir a nuestra tienda de discos favorita y salir de ella con la inquietud por llegar a casa para escuchar lo que hemos comprado. Será menos romántico, pero gracias a internet y a la venta de música online hoy sabemos mejor lo que compramos.
  • La amenaza se llama Spotify. En tiempos acelerados como lo ha sido la última década, la hegemonía de la innovación más rompedora es también más frágil y efímera. El paso del CD a los archivos descargables puso en evidencia la importancia del soporte físico. Pero una de las claves de internet es que hoy ya no se trata de poseer sino de ubicar, de saber dónde podemos encontrar lo que buscamos cuando lo deseemos, por lo que ya ni siquiera almacenar datos es necesario. En este sentido, los servicios de música en streaming como Spotify o Pandora le están comiendo el terreno a iTunes sobre todo entre las nuevas generaciones.

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