Vaya por delante que redactar un artículo sobre una serie como True Detective resulta complicado. Resumir en unas pocas palabras algo que daría para escribir varios tomos es un desafío para cualquiera; y más para alguien que todavía intenta comprender las dimensiones de lo que ha visto, arrancando capa tras capa como si de una cebolla se tratara, como es el caso de un servidor.
[pullquote]Aquellos que busquen disfrutar de la intriga y el misterio que forman el esqueleto principal de la historia no se sentirán decepcionados[/pullquote]La manera más sencilla de que quien no haya visto (y por ende disfrutado hasta el orgasmo) la última maravilla de la cadena HBO entienda a lo que se va a enfrentar es hacer eso tan manido (y tan efectivo, ¡qué diablos!) de ofrecer alguna referencia previa que ayude a vislumbrar por dónde van los tiros.
Así, True Detective es la heredera directa de dos obras maestras del cine como El silencio de los corderos (Jonathan Demme, 1991) y Seven (David Fincher, 1995), aunque su desarrollo denote cierto parentesco con Zodiac (otra vez David Fincher, 2007).
