La evaluación grafológica

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Teniendo en cuenta las pocas oportunidades y las escasas opciones que nos ofrece actualmente el mercado laboral, marcado por la escasa oferta, cada vez más especializada y exigente, y una demanda masiva y cualificada, cuando tengamos la chance de enfrentar una entrevista laboral que despierte nuestras expectativas, es fundamental que descartemos apelar a la improvisación.

[pullquote]La prueba grafológica puede ser el complemento perfecto de preguntas o exámenes teóricos, prácticos o psicológicos[/pullquote]Plantarnos en una entrevista sin improvisar significa contemplar que desde hace algunos años, las técnicas utilizadas para elegir al candidato más idóneo –sobre todo en ofertas de alta especialización-, van más allá de la prueba obligada de idiomas y un repaso de la experiencia laboral.

La alta competitividad que ha engendrado el mercado laboral actual, ha hecho que las técnicas de selección y de eliminación de candidatos se hayan vuelto más exhaustivas y  profesionalizadas.

Es por lo dicho que desde hace varios años, una de las pruebas de selección que no debe sorprender a ningún candidato al momento de presentarse a la convocatoria, es la del análisis de su grafía, ya sea de su firma o de su caligrafía personal. En muchos casos la prueba grafológica viene a ser el complemento evaluativo perfecto de numerosas preguntas o exámenes teóricos, prácticos o psicológicos.

Y es justamente desde el punto de vista psicológico que la grafía de los candidatos es altamente reveladora del perfil de personalidad que éstos poseen, y a partir de aquí, del grado de concordancia o disonancia que tendrán respecto a las funciones requeridas y al comportamiento deseado.

Pero la incorporación del análisis grafológico como prueba central en muchos procesos de selección de personal, no es sólo un capricho de responsables de recursos humanos, psicólogos o especialistas en conducta laboral, sino que numerosos estudios han demostrado que a través de la caligrafía de una persona se puede conocer su carácter, su personalidad, e incluso, una breve biografía.

La firma y la rúbrica pueden ser suficientes para que un grafólogo defina el perfil del candidato que tiene frente a él. De ellas se desprenden importantes rasgos de la personalidad y la psicología de los postulantes.

La grafóloga catalana y autora del libro Leer la firma, María Teresa Graells Nonell, afirma: “A través del análisis de los signos gráficos podemos conocer las aptitudes intelectuales del sujeto y tener información sobre su nivel cultural e inteligencia, su forma de razonar y la habilidad que tiene para aportar opiniones, hacer juicios, emitir críticas, etc. También nos dice mucho de su grado de creatividad y de su habilidad para argumentar, comunicar y negociar».

Dichas consideraciones dejan patente todo el caudal de información concluyente que se puede extraer de la letra de un aspirante a un puesto laboral.

Es importante aclarar que por más que intentemos con todo nuestro esmero evitar rasgos que creemos no serán convenientes para los resultados grafológicos de cara a salir airosos de una entrevista laboral, esta tarea será tan estéril como negativa respecto a la interpretación del grafólogo evaluador.

Lo más aconsejable frente a una prueba que indaga sobre nuestra misma esencia personal, es asumirla con la muñeca y la cabeza relajada, sin tensión, sin miedos ni presiones. Nuestra letra inevitablemente dirá lo que tenga que decir.

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