Cuando se habla del film español Ärtico, dirigido por Gabriel Velázquez, lo más sensato es catalogarlo como “un baño de realismo” en medio de un torrente cinematográfico que sigue exhibiendo variedad, pero también mucha ficción destinada a entretener.
[pullquote]Setenta y ocho minutos de historia de vida sin subterfugios[/pullquote]Por contrapartida, Ärtico podría ser -si ya no lo es- perfectamente una inspiración de la vida real, y mucho más, si la coyuntura de la historia es la España de nuestro tiempo.
La necesidad y las carencias, tanto personales como materiales, son las causantes de que dos amigos “quinquis” salgan cada día a ganarse la vida, guiados por esa realidad que los envuelve. Detrás de los trapicheos y robos habituales se esconden las profundas y verdaderas intenciones y deseos existenciales de Simón (Víctor García) y Jota (Juanlu Sevillano).
La despreocupación manifestada a la hora de ganarse la vida da paso a ese peso interior, ese que tanto Simón como Jota pretenden cambiar cuanto antes. Sin embargo, a pesar de que los deseos de ambos son exactamente opuestos, en lo que hay un acuerdo sin fisuras, es en esa intención de actuar como auténticos Robin Hood.
