Llega el verano. Encontrar mesas libres en las terrazas vuelve a convertirse en una odisea épica y las capas que hasta ahora disimulaban las carnes trémulas ya no van a servir de parapeto. ¿Remedio? Por supuesto, el gimnasio. A sudar levantando pesas y corriendo en la cinta con el objetivo de aprovechar el tiempo que queda hasta el cuarenta de mayo para reducir flotadores y fortalecer músculos que después luciremos orgullosos en la piscina. O, al menos, para intentar recuperar el tono. Pero, alerta: un estudio de la Universidad de Carolina del Norte vincula los ejercicios de alta intensidad con la falta de deseo sexual en los hombres. Así que esa voluntad de lucir un cuerpo atlético para, precisamente, aumentar las posibilidades de conquista, tal vez no sirva para nada, porque entonces será el “ligón” quien no quiera saber nada del tema. O tal vez no. Por eso, ante semejante revelación, consultamos al doctor Javier Romero-Otero, coordinador nacional del Grupo de Andrología de la Asociación Española de Urología.