Toda persona que realice entrenamiento físico de alta intensidad, ya sea a nivel profesional o aficionado, puede experimentar un ‘bajón’ inmunológico cuando somete a su cuerpo a un gran estrés (volúmenes e intensidades superiores a los habituales de forma prolongada). A veces ocurre cuando queremos ganar fuerza, volumen, velocidad o cualquier otro aspecto demasiado deprisa, es lo que solemos denominar sobreentrenamiento.
Sin embargo, superar los propios límites es algo asociado muchas veces al propio entrenamiento, por lo que se nos plantean preguntas: ¿Es perjudicial el ejercicio intenso para mi sistema inmune? ¿Cómo es posible evitar los bajones inmunológicos? Vamos a intentar resolver estas cuestiones.
Efectos del ejercicio
En primer lugar hay que considerar que el efecto del ejercicio físico moderado sobre el sistema inmune es, a tenor de las revisiones científicas (1-3), positivo: Un entrenamiento habitual reduce el riesgo de sufrir infecciones en comparación con la población sedentaria. Este es uno de los numerosos efectos beneficiosos del ejercicio y se aparece a cualquier edad.