El umbral anaeróbico

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El ser humano consume y produce energía constantemente. Aunque nuestro cuerpo se mantenga quieto, nuestro sistema interno no para de moverse, de producir y de consumir. Miles de procesos químicos internos se producen en nuestras entrañas cada vez que pestañeamos.

[pullquote]El umbral anaeróbico constituye uno de los elementos más válidos a la hora de conocer el estado de forma del deportista[/pullquote]La principal “moneda” que utiliza nuestro cuerpo para producir intercambios, transportar sustancias o fabricar células es el adenosin-trifosfato, más comúnmente conocido como el ATP.

Durante el ejercicio, el ATP se degrada para generar energía. En actividades moderadas, el oxígeno fabrica moléculas de ATP –introduciendo al ácido pirúvico en el ciclo de krebs-, volviendo así a producirse energía.

Cuando se realiza un ejercicio de larga duración los músculos pueden llegar a necesitar hasta 20 veces más oxígeno que en condiciones normales de reposo.

Llega un momento, cuando no hay oxígeno suficiente que el ácido pirúvico en lugar de introducirse de nuevo en el ciclo de Krebs se transforma en ácido láctico. Por lo general, a medida que se transforma ácido láctico se va eliminando, pero si aumentamos la intensidad se produce más de lo que eliminamos. Así es como se genera la fisiología de la fatiga.

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