Hace unos 40 años, a un tipo de negocios mexicano de nombre Enrique Corcuera, se le ocurrió la genial idea de modificar su cancha de tenis. Haciéndola más pequeña, la rodeó de paredes y mallas de metal. Orgulloso de su hazaña, el mexicano empresario invitó a su modesta mansión de Acapulco al español Alfonso de Hohenlohe.
[pullquote]El pádel no requiere una técnica perfeccionada para disfrutar desde el primer minuto[/pullquote]Entusiasmado por el nuevo divertimento, Alfonso retocó la pista y definió las reglas del juego, creando la primera pista de pádel en España, en el Marbella Club. De esto no hace ni 40 años y a día de hoy contamos con más de 10.000 pistas construidas y más de dos millones de jugadores.
Una de las claves del éxito de este deporte es la facilidad de su juego. El pádel no requiere una técnica perfeccionada para disfrutar desde el primer minuto, ni un condicionamiento físico entrenado para soportar una pachanga. Esta sencillez genera diversión, y acaba enganchando a quien lo prueba.