Cuida tu piel para el verano

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El verano está a la vuelta de la esquina y con él, la piel se enfrenta a factores agresivos como el sol y los cambios climáticos, el cloro o la sal.

Para poder combatir sus efectos y disfrutar de una piel sana y atractiva, debemos empezar a prepararla desde ya, tanto desde dentro como desde fuera. Limpieza, hidratación y protección son las claves para dejar nuestra piel lista ante el cambio de estación.

  • Exfoliación. El proceso de preparación de la piel para el verano debe partir de un peeling físico, un tratamiento exfoliante que  permite eliminar todas las células muertas y limpiar profundamente nuestros poros. El exceso de estas células muertas es lo que produce el color grisáceo tan típico de los meses fríos. Con una aplicación de scrubs (preferiblemente a base de ácido glicólico o mandélico) cada diez días durante el mes previo al verano, la piel recuperará la luminosidad que ha perdido durante el invierno.
  • Hidratación. El segundo paso tras un buen tratamiento exfoliante es una hidratación en profundidad.  El frío del invierno puede dejar la piel seca y escamosa, por lo que es fundamental aportarle un extra de hidratación, que aportará homogeneidad, elasticidad y luminosidad a su superficie. En la zona facial, la más sensible al sol, lo mejor es aplicar cremas con texturas ligeras a base de ácido hialurónico, capaz de retener una gran cantidad de agua en los tejidos. De esta manera evitaremos que se pronuncien las arrugas y se abran los poros. En el cuerpo, lo ideal es aplicar cremas ricas en nutrientes dos veces al día.
  • Protección. Al menos 15 días antes de exponerte al sol, aplícate prebronceadores, que activan la melanina y evitan las quemaduras. Los primeros días debes empezar a tomar el sol en tramos cortos de tiempo, no superando los 10 minutos. Evita siempre hacerlo en las horas de riesgo y aplícate un buen protector solar, tanto en la cara como en el resto del cuerpo.
  • Alimentación. Los alimentos ricos en alfa y beta carotenos (como el kiwi y el brócoli, la zanahoria, los tomates o los albaricoques) ayudan a la producción de melanina, defendiendo la piel de la agresión solar, además de actuar como antioxidantes. Un mes antes de comenzar la exposición solar también es recomendable empezar a ingerir ácidos grasos omega 3, protectores de las membranas celulares. Atún, anchoas, salmón, caballa y otros pescados azules contienen en cuantía estas sustancias.

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