Es un hecho. Cada vez más personas rompen con los prejuicios establecidos en torno al mundo del tatuaje. Las mentalidades evolucionan en la medida que lo hacen los tiempos y, como es lógico, ante la creciente demanda de grabados, aumenta de igual forma su antítesis, su alter ego: el negocio de la eliminación de tattoos.
En la cultura oriental, el arte de los dibujos en la piel es prácticamente una forma de arte milenario. Sin embargo, en occidente nos ha costado más asimilarlo, pero parece que ya se ha implantado en nuestra sociedad. Cada vez, los profesionales lo son más. Muchos de ellos provienen de Bellas Artes que han convertido a la piel humana en el mejor lienzo posible para sus obras, de forma que sus diseños pasan a convertirse en obras únicas, irrepetibles. La huella que pretenden dejar de su paso por este mundo.
Entre las creaciones de hoy, cuesta encontrar esos tatuajes primitivos. Aquellos que algunos podrían apodar como clásicos, vintage y que actualmente constituye una técnica en sí misma, el old school o vieja escuela. Si se busca bien, no resulta complicado encontrar autores que trabajen métodos tan cuidados y espectaculares como el 3D o el hiperrealismo.