El primer paso para un buen cuidado personal es conocer tu tipo de piel. De esta manera tendrás un mayor criterio para seleccionar los productos que utilizarás en tu cuidado e higiene personal.
En la actualidad es muy fácil y práctico conocer qué tipo de piel tienes. Solo tienes que acudir a tu salón de belleza habitual y pedirle a tu estilista personal que te realice un test cutáneo. Este siempre será un test más exacto ya que el profesional tiene unos conocimientos acreditados por una formación avalada académicamente.
El test de la piel se efectúa con un dermoanalizador. Este aparato dispone de distintos sistemas de medición capaces de informar del grado de agua, medir la cantidad de sebo y queratina, la profundidad de las arrugas, los poros de la piel y la cantidad de manchas.
Gracias a su cámara de alta definición, al someternos a este tipo de test podríamos sorprendernos de las peculiar condición en que se encuentra nuestra piel, de lo que no solemos ser nada conscientes.