Pequeños cortes, sarpullido, pelos encarnados, descamación cutánea… el afeitado supone una agresión a la piel del rostro que puede provocar alguna de estas anomalías, muy comunes, pero evitables en su mayoría con las precauciones y cuidados necesarios.
Que ese gesto cotidiano del afeitado no suponga un problema depende, en gran medida, de conocer las características y necesidades de tu propia piel. En un rostro bien hidratado, exfoliado con regularidad y en el que apliques productos específicos (por ejemplo en el caso de piel sensible), eliminar el vello facial siempre será más sencillo y efectivo que en una piel mal cuidada.
Por otra parte, la cantidad de pelo que da forma a tu barba, su dureza, longitud y grosor también son determinantes a la hora de realizar un correcto afeitado.
Como normas generales para prevenir los problemas habituales derivados del rasurado facial, ten en cuenta:
1. Antes de eliminar el vello, asegúrate de que tu piel está en óptimas condiciones. Ante la presencia de irritaciones, excesiva sequedad o folículos infectados, es preferible tratar en primer lugar esa anomalía (no pasa nada porque no te afeites en un par de días). El paso de la cuchilla podría empeorar la situación.
¡Impresionante! A pesar de tener muchas palabras lo he
leído de un tirón y he bajado a la zona
de comentarios directamente para agradecerte esta entrada, impresionante !
Saludos