La testosterona es la principal hormona sexual masculina. En los hombres se encarga de construir los tejidos de los órganos del aparato reproductor masculino, como los testículos, y de desarrollar los caracteres sexuales secundarios durante la pubertad (crecimiento de la masa muscular, aparición del vello facial, etcétera); pero, también tiene un papel muy importante en la salud y el bienestar general, más allá de las funciones sexuales y reproductivas. Según datos de la Clínica Doctor T, centro especializado en tratamiento de testosterona, dos de cada cinco hombres sufren alteraciones relacionadas con esta hormona, siendo la más común el hipogonadismo, que se traduce como el déficit en los niveles de la principal hormona masculina.
A medida que se envejece, disminuye la segregación de testosterona, por lo que su producción depende de la edad. Sin embargo, desde la clínica manifiestan que, aunque muchos hombres culpen a los años como el factor determinante a la hora de que se produzca una disminución en ciertas facultades, en muchos casos esta pérdida de habilidades se debe al hipogonadismo, el cual puede ser tratado. La carencia de esta hormona puede producir alteraciones en muchas funciones el organismo:
- Salud sexual: El hipogonadismo puede conllevar fallos a nivel sexual, como descenso de la libido o interés por el sexo, pérdida de potencia en el órgano sexual, disminución del volumen de semen o menor frecuencia en erecciones.
- Sistema muscular: El desarrollo de la musculatura tiene relación directa con los niveles de testosterona, por lo que un déficit en los mismos puede traer consecuencias en el aparato locomotor y los músculos, como flacidez, pérdida de masa muscular, menor resistencia en los músculos durante el ejercicio, acumulación de grasa abdominal, pérdida de fuerza y velocidad, dolor muscular y articular, etcétera.
- Salud mental: La falta de la principal hormona masculina en hombres puede provocar fatiga, pérdida de vitalidad, dificultad en la concentración y lentitud en los procesos mentales, que junto a la falta de bienestar y la pérdida de algunas facultades (deseo sexual, fuerza, velocidad) pueden repercutir de forma negativa en el estado anímico y causar irritabilidad, insomnio, ansiedad, y, en casos extremos, depresión.